miércoles, 19 de junio de 2013

Más obvio imposible.

Pedro tenía 10 años y le gustaba jugar con muñecos.
Cuando era mas chiquito, le habían regalado un gallego, con boina y todo. 
Al principio le había entusiasmado con su muñequito, jugaba que salía al patio a respirar aire de libertad, tiempo después le regalaron un changuito con góndolas, y billetes nuevos. Primeramente le encantó jugar con eso, pero luego no entendió y se aburrió. No lo supo cuidar y hasta se aburrió de la boina y los bigotes del muñeco y lo tiró.
Unos años después, ya sin "el gallego", como le decía su mamá, le llegó a sus manos un nuevo muñeco, para entonces, Pedrito ya hablaba sus primeras palabras, la madre le preguntó:
- Adivina quien lo eligió
- ¡Fue Mi Padre! - Dijo Pedrito sin saber muy bien a que se dedicaba su padre...
Esta vez era de otra nacionalidad, era un Turco ¡y tenía turbante!
Es aquí cuando Pedro se emociona y empieza a jugar con el Turco. Luego de un tiempo, la madre preocupada lo veía y no comprendía como podía estar así de enamorado del muñeco, ya era un nene que estaba por terminar el jardín, mientras sus compañeros aprendían a leer y a escribir, algunos hasta a hacer cuentas, él seguía con el Turco y su turbante, sin interesarse que era leer o escribir, él seguía jugando afuera, pero ya no se preguntaba nada, era lo que lo diferenciaba de los demás chicos, esa es la edad del '¿Por qué?' Donde preguntan ¿Por qué tal cosa? y ¿Por qué tal otra?. Es más, la maestra del jardín llamó a los padres porque todos los chicos (29) menos Pedro le habían preguntado -de una u otra manera- cómo venían los bebés al mundo. Es aquí donde empieza a haber conflicto entre los padres, pero seguían juntos por Pedro.
La madre le dijo a Pedro que no iba a poder seguir jugando con el Turco, que le tenían que comprar un juguete para un chico de su edad. Pero otra vez, eligió el padre, Fue Muy Incompetente al elegir esta vez.
Eligió un chupete, sólo porque sí o sí había que cambiar al turco, ésta vez mamá se había puesto firme, no como aquella vez que no lo quiso tirar para que Pedro siga en su nube de felicidad vacía.
Entonces llegó chupete, fue el que menos duró de todos sus juguetes. Desde un principio a Pedrito no le convenció el nuevo juguete que le había traído su padre... Pedro no lo quería ni ver al muñeco, y juró nunca más jugar con juguetes. Que los juguetes eran malos.
La madre se divirció del padre, y juró nunca más verlo, le pagó lo que le debía (ya que le había prestado plata), empacó sus cosas y se las mandó. ¡A esta casa no entras más! le gritó.
Pero un día, algunos meses más tarde, la madre creyó que Pedro estaba un poco más maduro para muñecos comunes y decidió regalarle un pingüinito de felpa. Este pingüinito hizo que Pedro se olvidará de aquél "nunca más" de chupete y todos los anteriores. Pedro ya era un poco más maduro y utilizó al pingüinito de otra manera, esta vez lo utilizó como un consejero, cada día que volvía del colegio lo abrazaba con fuerza. Pero otra vez más Pedrito se cansó, y otra vez más lo tiró. Como si fuese uno de los anteriores.
Al poco tiempo Pedro se dio cuenta que a este, que era de felpa, que era distinto a los anteriores, era desprolijo, lo iba a extrañar muchísimo. Pero esas decisiones son irreversibles. Su madre se sigue preguntando ¿Hasta cuando, Pedrito? ¿Cuando vas a madurar?  

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