miércoles, 19 de abril de 2017

Miterio

No nos enamora un gesto, ni tampoco una actitud.
No nos apasiona una historia por sólo ser contada.
No nos quita el sueño una palabra por lo ella que dice.
No nos atrapa lo eterno, ni tampoco el nunca.

Hoy no voy a hablar de verdades, hoy voy a hablar del único momento que existe: éste.
Y éste no es únicamente el ahora. Éste momento es la intriga del futuro que vence sobre el agobiante pasado.
Lo que nos ata al presente es la incertidumbre del futuro, la ilusa esperanza (aunque suene redundante) de que el futuro sea mejor que este presente. Entonces cuando esta noche apareció, me reveló que ahí estaba el error: no hay tiempo mejor que el presente, porque éste es el único que es. Que está siendo.

No nos enamora un gesto, nos enamora la promesa de que se va a repetir.
Nos quita el sueño las palabras que no fueron, y lo que ocultan las que son.
Nos atrapa lo que conocemos e ignoramos, lo que desconocemos y anhelamos.
¿Cómo puede haber tiempo si el fin está a la vuelta de la esquina? ¿De qué valen los minutos si no compran futuro?

Pongamoslo así, en el truco uno juega especulando con las cartas del rival. Por lo tanto, se busca desorientar al rival sobre cuales son las cartas que tiene ¿no?. Bien entonces, la magia del juego reside en que si bien tenemos 3 cartas en la mano, podemos tener todo el mazo.

Yo ya me cansé de barajar y dar de nuevo las cartas, mi suerte ya no va a cambiar. No me va a venir el ancho de espadas -quizás porque lo tengas vos-. Nunca me tocó, ni si quiera para el tanto, siempre me las tuve que arreglar con un 2, a lo sumo un 3.

La única manera de que me pueda ganar tu corazón, o al menos tu atención, es gracias al misterio. Te puedo mostrar las 34 cartas que quedan del mazo, pero no te voy a mostrar las mías. O al menos no hasta que muestres las tuyas, porque en este juego vos sos mano.