lunes, 21 de abril de 2014

Caminando la calle de Santiago del Estero en Constitución pensaba en que:
Las ilusiones son el motor de toda persona, el combustible para encender el motor cada día, porque si no hubiese ilusiones... ¿De qué viviríamos? ¿Qué habría? no comprendo una vida sin ilusiones, todas nuestras acciones están basadas en las ilusiones, ya sean mayores o menores, siempre hay una ilusión de que algo suceda, de que algo pase, de que algo cambie. Y cuanto más remoto sea la chance de que se cumpla la ilusión, más nos apasiona, nos lleva a tirarnos de cabeza en una pileta de cemento, porque son las pasiones las que le dan un sentido al día, las que tienen el poder de crear, de modificar, de llevar adelante algo.
No me imagino a alguien que no tenga deseos, ¿En qué o quién pensaría justo antes de cerrar los ojos para irse a dormir? porque es ahí donde las ilusiones nacen... en el simple hecho de cerrar los ojos y dejarse llevar, dejar volar a la mente, imaginar algo mejor de lo que hay, llorar porque no AÚN no está, pero esperanzarse de que va a llegar, de que se va a lograr.

Porque sí, porque sí, porque sí.

La cuestión es que la razón tiene un límite, 2 + 2 siempre va a ser 4, en todo espacio y tiempo.
Y la irracionalidad no tiene ese límite, siempre surge algo nuevo, algo distinto, no sigue siempre el mismo hilo conductor... La razón multiplica en números que caben en una calculadora, la irracionalidad imagina hasta el infinito, pero el paso a la realidad es el hecho que hay que concretar

¡Sus ilusiones enloquecidas, por los rumores que escucha al cuarto contiguo!
Ayayayay

No hay comentarios:

Publicar un comentario